Las tardes/noches de los domingos las utilizo normalmente para evaluar un poco cómo ha ido mi semana y pensar (cosa que no suelo hacer de lunes a sábado) si realmente soy feliz con mi vida.. o si algo (o todo) debería cambiar. Hoy en forma de sonrisas y de lágrimas, tengo dos buenas razones para sentirme afortunada por todo lo que me está pasando, y por vivir la vida que me ha tocado vivir. Y digo en forma de sonrisas y lágrimas, porque a veces, las cosas tristes también te hacen darte cuenta de todas las cosas bonitas con las que nos rodeamos a diario y que no le damos la mayor importancia, y las cosas alegres te dan el subidón que necesitas de vez en cuando. Para poneros mejor en situación, me gustaría dividir este post en dos partes... Primero las lágrimas y por último las sonrisas par dejaros un buen sabor de boca.
LAGRIMAS: Campo de Concentración de Sachsenhausen
El sábado por la mañana aprovechando que hacía bueno, decidí hacer una excursión a una de las citas obligadas si vives en Berlín: el campo de concentración de Sachsenhausen. Al principio tenía muchas ganas de ir, lo veía como una visita cultural e histórica que seguro me "gustaría" y con la que podría aprender muchas más cosas de la historia de este país y del mundo. Una de las cosas de Berlín que me fascina.. es que ciertas atrocidades de la historia de la humanidad, han pasado recientemente y todavía en las calles y en ciertos rincones se respira un ambiente diferente de historia como en ninguna otra ciudad de las que he estado. Teniendo esto en cuenta, mi visita al campo de concentración se presumía como poco, intensa.. Lo que jamás pude imaginar, fue que llegara hasta ese punto de tristeza y mal estar.
Para llegar al campo hay que coger un tren que en 40 minutos más o menos te deja en el pueblito de Oranienburg. De ahí se caminan unos 20 minutos y se llega al infierno... En la entrada tienes la posibilidad de cogerte una audioguía explicativa, que por supuesto (y ahora creo que me arrepiento) cogí. Desde que la "señorita con acento alemán" me empezó a contarme la historia del campo en español en el punto de inicio hasta que dos horas después devolví a la "señorita" en la recepción, tuve los pelos de punta y un nudo en la garganta constante y una pregunta inevitable cada dos segundos.. ¿qué le lleva al ser humano a hacer una cosa así a un semejante?
La estructura del campo de concentración como toda arquitectura nazi.. es increiblemente perfecta (listos eran los cabrones..). Un triangulo enorme (que se les quedó pequeño) con millones de torres de vigilancia desde donde se tiene visibilidad de absolutamente todo para tener controlado hasta la hormiga más insignificante, y millones de espacios en los que de mil maneras poder maltratar a un ser humano. La visita empieza en el campo de entrenamiento de las SS y en la calle que los presos tenían que recorrer hasta la temida puerta donde se puede leer "el trabajo dignifica", que daba acceso al infierno.
Ya antes de entrar al "triángulo" las historias de la "buena" bienvenida que les daban te anuncian que la visita, será todo menos agradable: los barrancones, las pistas para probar las botas, la cocina de los prisioneros, las fosas de fusilamientos, la cámara de gas... Todo, es realmente triste y profundamente desagradable.. Hasta tal punto que te hace sentirte afotunada, uno de no haber vivido en esa época, dos de no haber sufrido ese tipo de torturas y tres haber entrado en el campo como visitante y no como prisionera.
Pese a todo, creo que la visita a un campo de concentración debería ser cita obligada para cualquier persona, es desagradable, pero enriquece el saber y el conocimiento de la historia.
(no he querido poner ninguna foto desagradable)
SONRISAS: Mi fiesta de cumpleaños compartida
Después de esta primera parte un poco triste, me gustaría contaros como terminó el sábado. Este mes 3 de mis compañeros de trabajo y yo cumplimos años muy seguidos. Así que decidimos hacer una fiesta de cumpleaños conjunta para que entre todos pudieramos formar un grupo grande y nos lo pasaramos en grande. Y así fue... aunque nunca como lo habríamos imaginado. A parte que vino mucha más gente de la que esperamos, el ambiente que se creó entre todos fue tan bonito y tan positivo que hizo que la fiesta fuera una pasada. Tanto fue, que incluso los de los bares cercanos a donde lo hacíamos nosotros, supieran que se estaba celebrando una fiesta "con muchos españoles" en el bar de al lado.
Para hacer la fiesta un poco más divertida compramos matasuegras, gominolas y confeti para todos.. y una chica trajo gorritos de cumpleaños.. Los 4 del cumpleaños además llevabamos una chapita en la que ponía "Birthday girl" o "Birthday boy", y todo el mundo nos felicitaba.
El bar en cuestión era el típico bar de Berlín con 4 salas diferentes.. un más de café con sus mesitas, velitas y demás.. otras dos con mas mesas futbolin y un FLIPPER!! y otra que era la discoteca. Así que tienes todo lo que puedes necesitar para una noche en el mismo bar..
Así que aunque el sábado empezara un poco triste terminó de manera muy divertida.. y me dio un pequeño subidón para seguir amando esta ciudad como la amo.. y para seguir disfrutando de una vida.. que aunque muchas veces me quejo, no tengo razones aparentes.
Y hasta aquí la historia de hoy. Me despido, no si antes desearos que empecéis la semana con buen pie y con muchas muchas sonrisas.. y que si alguien os dice que el trabajo dignifica.. le mandéis a donde ya sabéis..
Os quiere como siempre.
Patricia
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